La alimentación juega un papel fundamental en el transcurso de cada etapa del Camino de Santiago. Por este motivo, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) publicó, en 2004, un decálogo dirigido a los peregrinos del Camino con el fin para fomentar una buena alimentación durante los días de peregrinaje.
En concreto, son diez los consejos que deben tenerse en cuenta antes de emprender la marcha:
1. Come siempre con pan
Los cereales y sus derivados son alimentos ricos en hidratos de carbono, y aportan la energía necesaria para afrontar el Camino. Por eso, en cada comida no debe faltar el pan o alimentos de este grupo como el arroz, la pasta, la patata, las galletas y similares. 2. Elige el menú más sencillo
Si existe la posibilidad de elegir el menú del día, conviene decantarse por el más sencillo, tanto en tipo de alimentos como en su elaboración. El objetivo es que las digestiones sean más ligeras y que no entre aturdimiento y adormecimiento después de comer si todavía queda ruta por hacer. Por tanto, los guisos, las salsas, las frituras y los condimentos se pueden dejar para cuando ya haya finalizado la etapa. 3. Un tentempié cada tres horas
Es mejor hacer varias comidas pequeñas (entre 4 y 5 tomas) que comer grandes cantidades de una sola vez. Se facilita la digestión y la circulación de la sangre. 4. Come sin riesgos
Se debe evitar comer alimentos de origen dudoso o que supongan un riesgo para la salud. Las carnes y los pescados poco hechos, a pesar de resultar más jugosos, suponen un riesgo añadido de toxiinfección alimentaria. Aunque el trastorno de una gastroenteritis suele ser pasajero, afectaría al plan de ruta previsto. 5. Cantimplora siempre llena
Mantener el cuerpo bien hidratado es de vital importancia, y más aún en días calurosos o tras largos recorridos a pie o en bicicleta. Se recomienda beber con frecuencia sin esperar a sentir sed. Se puede optar por agua o por bebidas preparadas con sales minerales. En caso de escoger la primera, hay que tener absoluta certeza de que es potable, ya que el agua de fuentes, manantiales, arroyos y regatas no siempre lo es. 6. Agua o bebida isotónica
Las bebidas isotónicas son necesarias en días de mucho calor porque ayudan a reponer líquidos y a mantener las reservas de glucosa. Si se decide tomar este tipo de líquidos es importante tomarlos desde el comienzo de una etapa hasta su término. Beber en un principio bebidas isotónicas y continuar con agua puede provocar diarrea, ya que la composición de ambas bebidas es diferente. Por eso, en el botiquín conviene llevar sobres de suero oral (bebida isotónica) para recurrir a ellos si no hay una farmacia próxima. También pueden ser interesantes las bebidas energéticas que contienen maltodextrinas en lugar de glucosa (ver etiquetado). Estas bebidas, además de hidratar por el tipo de azúcares que contienen, dosifican la energía para seguir el camino, ya que la maltodextrina se absorbe más lentamente que la glucosa o la sacarosa.
7. Cerveza sí, pero sin alcohol
Las bebidas alcohólicas están desaconsejadas, ya que favorecen la deshidratación, por lo que se aconseja evitar su consumo y recurrir a bebidas sin alcohol. Simplemente es cuestión de sentido común. 8. Una mini despensa en la mochila
Una parte de la mochila deberá funcionar como una pequeña despensa en la que siempre haya alimentos energéticos que ocupen poco espacio y que no pesen. Algunos alimentos que no deben faltar son frutos secos, barritas energéticas, galletas, chocolate o leche condensada. 9. No es momento de hacer dieta
Una dieta baja en calorías durante los días en los que se realiza un ejercicio importante como en este caso está absolutamente desaconsejado. El desgate de energía se debe compensar con una acertada alimentación para mantener las fuerzas hasta el final del trayecto. 10. Plan de comidas para cada día
Planificar la comida que se va a llevar en la mochila es imprescindible. Así, deben incluirse los alimentos justos y necesarios, sin excederse. Todo lo demás puede comprarse en el lugar de destino al finalizar la etapa.Alimentación sencilla en cuatro o cinco tomas, hidratación adecuada y buena planificación de los alimentos necesarios son las recomendaciones básicas para un buen peregrinaje
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